jueves, 4 de abril de 2013

Autonomía : Un gran logro

La autonomía  es la capacidad de dirigirse uno mismo, de actuar por propio convencimiento y no porque nos lo exijan o nos castiguen. Ser autónomo supone ser una persona capaz de realizar ciertas acciones básicas de nuestro día a día sin ayuda, así como ser capaz de responder por nuestros actos.
Una de las labores más importantes de la escuela es el ayudar a nuestros alumnos a ser autónomos, potenciar su autonomía en las rutinas diarias de la clase, en la resolución de conflictos y en las relaciones con los demás, ya sean iguales o adultos.
Pero una vez más, es importantísima en esta labor el papel de la familia. Es decir, no porque padres y maestros se lo hagamos todo a los niños, estos son más queridos o están mejor atendidos. Más bien todo lo contrario. Es decir, padres y maestros debemos proporcionar a nuestros niños situaciones que les permitan poner en práctica los conocimientos y/o habilidades que ya posee. Y si no los poseen, deberán intentar desarrollarlos. En definitiva, debemos dejarlos hacer. Porque sólo si un niño es realmente autónomo, se sentirá realmente seguro de sí mismo; y solo así podrá poner todo su empeño, sin que nada más le preocupe, en realizar las tareas, actividades o solucionar los problemas que en cada momento le atañen.
Algunos ejemplos pueden ser los siguientes, teniendo en cuenta que estamos hablando de niños de infantil (entre los 0 y 6 años):
- Permitirles desde que muestren el más mínimo interés comer solos, aunque los papás y mamás no ganen para baberos.
- Enseñarles a utilizar correctamente los grifos, a ir al baño solos, ponerles alzadores en el WC y en el lavabo para que se sientan más cómodos, sin olvidar que la ropa debe de estar preparada para que ellos solos puedan vestirse y desvestirse.
- Enséñelos desde pequeños a recoger todo lo que se utiliza.
- Permita que le ayude a poner la mesa, a hacer la cama y a cuidar de su hermano pequeño.
- Deje que entre solo en el colegio y no le deje  ver que usted está angustiada/o por ello.
- Cuando le compre un juguete nuevo, antes de enseñarle sus posibilidades, déjalo que lo investigue.
- En resumen, déjalo probar y experimentar.
Pero sobretodo, no olvidemos que todos los humanos (grandes y pequeños) buscamos siempre la ley del mínimo esfuerzo. Esto siginifica que a pesar del interés de los niños, muchas veces estos no realizan ciertas actividades por flojos o porque saben que papás y maestros lo hacen por ellos. Para que el niño no se acostumbre a esto, debemos estar permanentemente alertas y obligarlos a realizar por sí solos aquellas tareas que sabemos que son capaces de ralizar o que normalmente realizan.
Por último, no debemos olvidar que por muy exigente o estricto que parezca este tipo de educación, no es más que un gran beneficio para el niño, y que le ayudará desde muy pronto a madurar y a desarrollar su autonomía, lo que le permitirá explorar con mayor atención el entorno que le rodea en todas sus variedades: física, cognitica, espiritual, social,….





No hay comentarios:

Publicar un comentario