sábado, 13 de abril de 2013

¿ Qué es la resiliencia?

Ya hemos terminado nuestra memoria de prácticas de este curso, ha sido un trabajo costoso pero hemos aprendido muchas cosas interesantes. Entre otras el concepto de resiliencia y las características de las personas resilientes.

¿Qué es la resiliencia?


La resiliencia es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo.
Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades. La muerte de un ser querido, una enfermedad grave, la pérdida del trabajo, problemas financiero serios, etc., son sucesos que tienen un gran impacto en las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor emocional. Aún así, las personas logran, por lo general, sobreponerse a esos sucesos y adaptarse bien a lo largo del tiempo.
El camino que lleva a la resiliencia no es un camino fácil, sino que implica un considerable estrés y malestar emocional, a pesar del cual las personas sacan la fuerza que les permite seguir con sus vidas frente la adversidad o la tragedia. Pero, ¿cómo lo hacen?
La resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga, sino que implica una serie de conductas y formas de pensar que cualquier persona puede aprender y desarrollar.

Características de las personas resilientes
Las personas resilientes poseen tres características principales: saben aceptar la realidad tal y como es; tienen una profunda creencia en que la vida tiene sentido; y tienen una inquebrantable capacidad para mejorar.
Además, presentan las siguientes habilidades:
  • Son capaces de identificar de manera precisa las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.
  • Son capaces de controlar sus emociones, sobre todo ante la adversidad y pueden permanecer centrados en situaciones de crisis.
  • Saben controlar sus impulsos y su conducta en situaciones de alta presión.
  • Tienen un optimismo realista. Es decir, piensan que las cosas pueden ir bien, tienen una visión positiva del futuro y piensan que pueden controlar el curso de sus vidas, pero sin dejarse llevar por la irrealidad o las fantasías.
  • Se consideran competentes y confían en sus propias capacidades.
  • Son empáticos. Es decir, tienen una buena capacidad para leer las emociones de los demás y conectar con ellas.
  • Son capaces de buscar nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr más éxito y satisfacción en sus vidas.

Es importante desarrollar la capacidad de resiliencia en los docentes, por ello creemos que estos consejos os pueden servir de ayuda:

Aunque es cierto que unas personas son más resilientes que otras, la resiliencia no es algo que unos tengan y otros no, sino que se trata de una serie de habilidades que se pueden desarrollar. Para ello, podéis hacer lo siguiente:

  • Cultivar las relaciones


Cultiva un círculo de amistades cercanas y buenas relaciones familiares, porque estas son la personas que te van a escuchar y apoyar en los momentos difíciles, haciéndote más resiliente.

  • Usa un pensamiento constructivo


Piensa de forma realista. Es decir, no veas los problemas o las crisis como catástrofes terribles e insoportables, sino como retos que has de superar. Procura tener una perspectiva amplia y pensar que esos problemas no van a durar para siempre, sino que acabarán pasando. Piensa que tienes la capacidad suficiente como para afrontarlos y encontrar soluciones. No cometas errores de pensamiento.

  • Desarrolla metas y objetivos


Establece metas realistas que te ayuden a empezar a cambiar las cosas que deseas cambiar. Haz algo con regularidad, aunque solo suponga un pequeño paso en la dirección hacia la que deseas avanzar.

  • Acepta la realidad


Quien se niega a aceptar la realidad tal y como es nunca podrá cambiarla. Y esto es así por dos motivos: o bien la niegas y cierras los ojos para no verla, lo que implica no hacer nada; o bien te enfureces tanto maldiciendo al mundo, al destino o a los dioses de todas las religiones, que eres incapaz de pensar. Y si no puedes pensar no solucionarás nada. Por otra parte, a veces las cosas no se pueden cambiar en el presente y es necesario saber tener paciencia y esperar. Lo que no tiene arreglo hoy puede tenerlo mañana. Mientras tanto,  acepta las cosas como son tratando de sentirte lo mejor posible con lo bueno que tienes en tu vida.

  • Actúa


Cuando estás ante una adversidad, intenta hacer todo lo que puedas, aunque tus intentos parezcan no conducir a nada. Si estás actuando es porque estás pensando soluciones. No importa si muchas de esas soluciones son ineficaces, lo importante es que estás usando tu mente y estás actuando, y eso hará que tarde o temprano logres algún avance o encuentres una idea. Si no haces nada, los problemas no desaparecerán por arte de magia.

  • Confía en ti mismo


A veces un problema parece tan difícil de resolver que nos parece imposible que podamos hacerlo. Este modo de pensar puede conducir a un sentimiento de impotencia, de estar atrapado sin poder hacer nada. Pero realmente no sabes lo que puedes hacer hasta que lo intentas. Por muy difícil que parezca, piensa que encontrarás el modo tarde o temprano y hallarás la solución. Eso es lo que significa confiar en ti y en tu capacidad.

  • Sé optimista, aunque sin dejar de ser realista


Ser optimista significa esperar que ocurran cosas buenas en tu vida, que la situación mejorará en el futuro, que eres capaz de controlar tu vida y hacer los cambios necesarios, y que la vida puede traerte momentos maravillosos que compensen los momentos amargos.

  • Aprende a crecer con tus problemas


Los problemas o las crisis son retos que te encuentras en la vida y que te empujan a sacar lo mejor de ti, a ser fuerte, a pensar y buscar soluciones, a actuar. A menudo te empujan a cambiar tu punto de vista y hacerlo más amplio y flexible, te hacen madurar y te hacen ver el mundo y a los demás de un modo más realista. De ti depende que los golpes que te da la vida te vuelvan mejor persona o te vuelvan un ser resentido y amargado por la “injusticia de la vida”. Esos golpes pueden hacerte más empático, más tolerante con la debilidad humana (la misma que has visto en ti en momentos de crisis), pueden ayudarte a comprender comportamientos y actitudes que no comprendías, pueden enseñarte acerca de tu propia fuerza interior. Los momentos de crisis pueden servir también para ver con claridad cuáles son las personas que valen la pena en tu vida, aquellos con los que de verdad puedes contar y empezar a apreciarlos más al ver su apoyo y su cariño en tiempos duros. Si sabes utilizarla y sacar partido de ella, la adversidad puede ayudarte a ser mejor persona.
Por supuesto, no queremos que nos pasen cosas malas, pero si nos pasan, al menos podemos aprovecharlas para sacar algo positivo de ellas. 
Y para terminar os dejamos con este vídeo que nos ha gustado mucho: 


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